Los responsables son unos pequeños, hermosos e inofensivos reptiles nocturnos que se han adaptado maravillosamente a la proximidad humana; son las salamanquesas.
Piel de inquietante aspecto |
Éstos pequeños reptiles están asombrosamente adaptados a la noche; poseen unos ojos cristalinos de preciosas pupilas verticales semejantes a las de un gato. Su piel no es tan agraciada, pues está llena de protuberancias semejantes a granos y su color es sonrosado con manchas pardas, de consistencia frágil y delicada.
Éstos pequeños reptiles suelen penetrar a las habitaciones humanas para horror de algunas personas, que creen que éstos animalitos pueden representar un peligro para ellas. Nada mas falso, la salamanquesa no es ni venenosa, ni muerde ni va a hipnotizar a nadie con su mirada; solo anda en busca de su alimento predilecto: los insectos nocturnos que se posan en las paredes como moscas, mosquitos y falenas.
Ojos nocturnos |
Lo más notable de las salamanquesas es su extraordinaria habilidad para caminar sobre las paredes verticales sin siquiera tener un resbalón gracias a la asombrosa capacidad de adherencia electrostática de la superficie de sus dedos, llena de pliegues y arrugas de otro mundo. Prácticamente, las salamanquesas tienen imanes en las patas.
Como las lagartijas, las salamanquesas son capaces de desprenderse de su cola cuando se en acorraladas y el peligro; el trozo carnoso y suculento de cola queda agitándose llamando la atención del depredador mientras el reptil pone tierra de por medio a toda velocidad. Con el tiempo le nacerá una nueva cola aunque un poco distinta en su textura.
Ninguna salamanquesa resultó dañada para éste artículo |
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