Naturalista Irreverente de Tehuacán: TUZA

La tuza se asomaba tímidamente de su madriguera sin darse cuenta de que al salir completamente, con su cola rozó una piedra a la orilla de su cueva, la cual rodó cayendo sobre la entrada, taponándola e impidiéndole irremediablemete la huída por la misma vía. Al acercarme me enfrentó valientemente como si fuese un perrillo, de frente, emitiendo un siseo rápido y agitado y amenazándome con su grandes dientes desproporcionados para su diminuto tamaño y sus garras afiladas como dagas. Cargaba en mi contra y retrocedía en actitud agresiva.

Por fortuna llevaba conmigo unos guantes, y gracias a su relativa ceguera o a su empeño en no quitarme de encima la vista, pude tomarla desprevenida por el cuello; entonces pude apreciar su gran fuerza, pues a pesar de ser un animalillo de unos escasos veinte centímetros, forcejeaba en mi mano con tal energía que se me hacía difícil tenerla bajo control sin temor de dañarla.

Ésta fue para mí una rara oportunidad para examinar uno de éstos misteriosos seres subterráneos pletóricos de energía. La llevé a casa y le tomé más fotografías que a una vedette.

Estamos ante una criatura maravillosamente adaptada a una vida bajo tierra. La tuza es un roedor que mas bien parece un castor de no ser porque a diferencia de éstos, no posee una cola aplanada de horqueta de nieve. Pertenece a la familia Geomyidae y habitan gran parte de América desde Canadá hasta Colombia.

La poderosa dentadura de una tuza

Lo primero que salta a la vista (y también de su boca) es su poderosa y descomunal dentadura, auténtico cincel acerado con filo de diamante, la cual usan junto con sus garras para barrenar túneles bajo el suelo que pisamos, totalmente ajenos a su incesante y frenética actividad minera. Una mordida con éstas mandíbulas deben ocasionar heridas de mucho cuidado, así que para agarrarlas recomiendo usar guantes fuertes y resistentes, y en caso de recibir una mordedura hay que acudir inmediatamente al médico para recibir alguna vacuna contra el tétanos o rabia, o al menos algo para el dolor que debe causar. Es mejor no ponerse al alcance de esos dientes.
Poseen además unas bolsas en sus mejillas, auténticas bolsas de mandado, que usan para retacarlas de alimento y transportarlo al corazón de su madriguera para comer a gusto y sin ser molestada.

Orejas reducidas a su mínima expresión

     Tiene una asombrosa destreza para moverse en reversa, habilidad necesaria para desplazarse en sus estrechas madrigueras cual pequeños furgones. Su cola relativamente corta en comparación con la de las ratas comunes es tan sensible que con ella "siente" el camino correcto a seguir sin necesidad de señalamientos de tráfico a su avance de Caterpillar.
     Para evitar ser seguida por animales capaces de penetrar en sus cuevas tales como las serpientes, las tuzas siempre toman la precaución de taponar las entradas desde el fondo cuando ya no piensan explorar el terreno en determinada zona.

     Sus ojos sobresalen de su cráneo como los faros de un tractor; poseen unas pestañas lo suficientemente grandes para impedir que les entre tierra en los ojos. Prácticamente no poseen orejas ni cualquier otra protuberancia que obstaculice su avance por los túneles. Su cuerpo tiene definitivamente una constitución de barreno y se desliza como agua por las tuberías. Su pelaje es parduzco no muy diferente al de una rata común de alcantarilla, y al igual que éstas, despide un aroma penetrante a su orina. En el mundo de tinieblas que regularmente habita, el olfato y el tacto deben ser sentidos muy importantes.

Hembra, al parecer

   Sus brazos son asombrosamente gruesos y poderosos, completamente necesarios para realizar su trabajo de trascabo; no obstante sus piernas son bastante menos robustas, lo cual me recuerda la desigual constitución física de algunos fisico-culturistas debido a un entrenamiento preferencial. Sus garras son largas, aceradas y agudas cual cuchillos; tan duras y a prueba de fracturas que deben ser la envidia de cualquier guitarrista.

     Es inevitable maravillarse ante éstas auténticas locomotoras perforadoras de túneles, aunque entiendo que no goce de la simpatía de los agricultores, quienes las consideran una plaga y una seria amenaza debido a su voracidad y variado menú, en el cual entran raíces y tubérculos suculentos, como las zanahorias, las papas y demás plantas de hortaliza. También pueden dañar irremediablemente a los plantíos de maíz y a los árboles debido a que literalmente trasquilan sus raíces.
     Para los afligidos y furibundos agricultores, la tuza es doblemente odiosa debido a que toda ésta actividad alimenticia la realizan desde la clandestinidad y seguridad de sus trincheras resistentes al más severo de los ataques nucleares. La tuza heredará la Tierra cuando para la humanidad todo haya terminado como consecuencia de sus abominables actos antropocéntricos y ecocidas; con suerte la tuza no seguirá el mismo camino evolutivo del Homo "dizque-sapiens".

Garras excavadoras

Luego de fotografiar y admirar a éste admirable animalito, lo dejé en libertad en un campo lo suficientemente grande, con rastros de otras tuzas, con abundante y sabrosa vegetación y alejado de la gente para que prosiguiera su vida en paz. Cavé un hoyo poco profundo y la puse en él; luego de unas vacilaciones iniciales, ella siguió cavando por su cuenta y en cuestión de unos diez minutos ya se había perdido completamente de vista.

Es maravilloso admirar y respetar la vida salvaje; se dice que las tuzas están en riesgo de extinción debido al inclemente control de pestes que se hace de ellas en aras del cultivo extensivo, razón por la que no hay mucha gente de campo que las quiera y mime. Es una gran fortuna haber podido admirar tan de cerca a uno de éstos encantadores seres, privilegio que quizás las generaciones posteriores no puedan llegar a disfrutar.