domingo, 27 de abril de 2014

ZOPILOTE

Los eruditos en cuestiones pajariles discuten concienzudamente si el zopilote (Coragyps atratus) pertenece o no al orden de las acipítridas, lo que le emparentaría con las águilas, o si en verdad pertenece al de las ciconiformes, lo que lo haría con las garzas.
Mientras los sabios deliberan y se contradicen que si son peras o son manzanas, el zopilote sobrevuela los aires en perfecto planeo de niveles estratosféricos buscando su sustento diario. Es un carroñero que obtiene su alimento de animales muertos, basureros, granjas, sin desdeñar huevos y polluelos de otras aves.
El zopilote o buitre americano habita gran parte del continente, desde el sur de Canadá hasta cerca de Tierra del Fuego., recibiendo un nombre distinto en cada país. En México su nombre deriva del náhuatl tzopilotl, que hace referencia a "el que lleva la inmundicia colgando de sus garras".

Su cabeza es pelona, una magnífica adaptación evolutiva para poder introducirla en las entrañas de los animales muertos sin exponer su plumaje a los fluidos pútridos del cadáver. Su agudísima vista telescópica es capaz de detectar un animal muerto desde las grandes alturas a la que vuela, o el alboroto de otros zopilotes que sobrevuelan algún potencial banquete. Entonces el zopilote apresura su vuelo en la dirección de la comilona.

Hace ya unas décadas era común observar cuantiosas parvadas de zopilotes sobrevolando a gran altura la ciudad. Éstos remolinos de aves negras duraban un buen tiempo y peinaban la zona, se supone que en busca de carroña. Actualmente los zopilotes se retiraron hacia el rumbo de la cañada oaxaqueña, donde aún es posible verlos por cientos, como en Zinacatepec y Calipam.

En una ocasión, pude observar a una parvada de éstas aves tomar el sol en uno de los peñascos del cerro colorado. Estaban posadas en una roca abriendo sus alas para calentarse después de una fría noche. Pude ver sus cabezas rojas y calvas y su plumaje negro con manchas blancas. Tan pronto me vieron, emprendieron la graciosa huída sin dame tiempo a fotografiarlas. Siempre es inquietante estar tan cerca de éstos animales y más cuando sobrevuelan alrededor a corta distancia, pero en general el zopilote no ataca ni causa daño alguno, a no ser que se acerque uno demasiado a sus nidos, los que suele construir en los acantilados y otros lugares inaccesibles del cerro colorado.

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