EL SACABUCHES

El llamado "sacabuches" es una araña de color gris de cuerpo pequeño y rechoncho y patas muy largas y finas. Su nombre es intimidante y evoca al mismísimo Jack el Destripador; aún ignoro el porqué de éste sugestivo nombre.
Pertenece al género Physocyclus y no debe confundirse con los opiliones, los cuales tiene mucho parecido, con la diferencia de que éstos últimos son de color negro intenso y con un cuerpo coloreado de rojo o naranja.
Éstas inofensivas arañas se han adaptado muy bien a la presencia humana y prácticamente no hay hogar que no las posea, siendo difíciles de hallar lejos de las casas. La razón es desconocida pero supongo que son atraídas por las moscas y mosquitos, tradicionales y milenarios acompañantes de las actividades humanas.
Suelen hallarse en las partes altas de los muros, en las esquinas no frecuentadas del interior de la casa, detrás de muebles y otros lugares donde puedan tejer en paz y a gusto su telaraña, la cual consta de hilos largos tejidos al azar. La belleza cristalina de las formas geométricas y concéntricas no es precisamente su principal habilidad textil.
Suelen permanecer inmóviles y atentas a la espera de una presa. Cuando un mosquito, una regordeta mosca u otro insecto de tamaño similar queda atrapado en sus hilos pegajosos, el sacabuches sale de su inmovilidad y se abalanza sobre la víctima, a quien de inmediato empieza a cubrir con su seda. Se puede apreciar cómo la araña usa sus patas traseras para ir envolviendo a su presa hasta que después de un rato la deja prácticamente en condición de momia egipcia. Cuando la presa está completamente inmovilizada, el sacabuches se acerca y le propina una mordedura fatal y se retira entonces a esperar que su veneno haga efecto. Después volverá a sorber los deliciosos y nutritivos jugos del pobre insecto hasta dejarlo seco del todo en calidad de carcasa vacía.

Las hembras son más grandes que los machos, alcanzando un tamaño un tanto inquietante de unos 8 a 10 cm de extremo a extremo de patas. Después del apareamiento, momento misterioso y desconocido para mí que da cuenta de un notable pudor y discreción sexual, la hembra pone una cuantiosa hueva, la cual envuelve amorosamente en una capa de seda  formando una bola tan grande como su propio cuerpo, y la transporta entre sus mandíbulas hasta la eclosión de sus bebés. Suele verse una gran cantidad de pequeños sacabuches a escala, réplicas de su madre, quienes conviven una buena parte de su infancia en la tela materna hasta que como suele pasar, adquieren la edad y tamaño suficiente para alejarse para siempre y valerse por sí mismos, fenómeno que no siempre se observa entre los humanos y menos en éstos tiempos de apuraciones económicas globales.
A pesar del horror que a muchas personas pueda causarle su presencia, los sacabuches son útiles debido a la cantidad de insectos dañinos que devoran, por lo que son un eficiente y ecológico medio de control de plagas caseras.

Es inofensiva; no obstante se les ha atribuido falsamente la aparición de granos en los labios en la creencia de que son "besos o lambidas de araña" propinados mientras la persona duerme, momento en que el sacabuches cae presa de una febril pasión por los labios humanos y no resiste la tentación de besarlos con lascivia sin que la persona despierte, cuando en realidad ésos granos se tratan de infecciones del tipo del herpes adquiridos quien sabe cómo y donde, por usar cubiertos de personas infectadas o por andarse besuqueando quien sabe con quien.
Loa para el incomprendido y buen sacabuches que siempre estuvo ahí, impasible y haciendo su vida paralela a la mía, útil mascota involuntaria e inevitable de muchos hogares como el mío..