Éstas plantas pertenecen al género Echinocactus, término que hace alusión a su aspecto de erizo. Las hay de variadas formas y tamaños; unas tienen unas espinas ganchudas curvadas en la punta a modo de garra; las hay con espinas de color amarillo.
Todas ellas poseen un aspecto impresionante por la gran cantidad de púas fuertes y agudas. Son muy comunes en la zona de Tehuacán, pues prefieren el clima seco. Están tan bien adaptadas a las condiciones semi-desérticas que si les llega a caer agua de más, sufren infecciones que acaban por podrirlas y terminar con su vida.
En la primavera da unas flores de asombrosa delicadeza a pesar del inquietante aspecto de la planta, las cuales son visitadas con avidez por las moscas, abejas y demás insectos del monte ávidos de su dulce néctar.
Los lugareños dicen que puede servir como una fuente de agua y alimento en caso de emergencia, pero seré sincero al decir que nunca me he visto precisado a hacerlo.
Un vecino de Texcala me refirió que a las biznagas se les conoce localmente con el nombre de "asientos de suegra". Me dijo que en épocas anteriores, cuando ése personaje adorable y angelical llamado "suegra" se oponía al casamiento de alguna de sus hijas con algún mozalbete que no resultara de su agrado debido a la mala fama de éste (flojo, huevón y mantenido) o simplemente porque visualizaba un mejor partido, se le castigaba su renuencia sentándola encima de una de éstas erizadas plantas haciendo que invariablemente cambiara su parecer respecto al novio.
Obviamente se trata de un relato no comprobado que quizás pertenece al folklore y a la imaginería y humor popular; y que además, de haberse efectivamente llevado a cabo, fue en épocas pasadas caracterizadas por el machismo y el tradicional desprecio por las siempre malentendidas suegras. Por supuesto que no habría estado de acuerdo con éste procedimiento; mi propuesta habría sido que dicha medida correctiva se llevara a cabo ante la más insignificante provocación de su parte...
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