lunes, 29 de abril de 2013

EL TOLOACHE

El famoso Toloache es una planta solanácea que llegué a ver creciendo alegremente en los alrededores de Tehuacán.
Su más famosa propiedad es aquella de que según su administración a la persona amada hará que ésta cambie su actitud de indiferencia a que materialmente derrape de amor y pasión por quien le quiere para sí; y no digo "le ame" porque éso de recurrir a drogas afrodisíacas o embrutecedoras para enamorar a una persona a costa de su salud física y mental es algo que pone a dudar si sea un acto de auténtico amor.

"Toloache" proviene de toloatzin, que en náhuatl significa "cabeza agachada o mirando al suelo", no sé si por la disposición de sus  estremecedoras semillas cual si estuvieran de hinojos, o por la ya sabida capacidad de embrutecer al hombre que lo ingiere.
Contiene diversos alcaloides tales como la atropina, la hiosciamina, la escopolamina y numerosos derivados, coctel de drogas que le han valido su uso, desde tiempos prehispánicos en México, como remedio terapéutico, y preferentemente como fuente de inspiración religiosa y artística.

Es seguro que con una moderada dosis de éstas hierbas sagradas cualquiera era capaz de mirar en persona a los benevolentes ojos del mismísimo Quetzalcóatl, pero en un "pasón" se podía quedar varado de por vida a medio camino del Mictlán, y en caso extremo, entrevistarse en persona con el auténtico Dios de la Muerte.

Y es que el toloache tiene fuertes propiedades psicoactivas, pero su incorrecto uso puede causar daño mental permanente y aún la muerte; así que si alguien llega a descubrir una planta de éstas en sus correrías campestres, mejor ni le "buiga". No se la fume, déjela donde está y mejor piense aprenderse de memoria un buen libro de poemas amorosos para ganarse la atención de la persona amada.

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