COMADREJA MEXICANA

Éstos pequeños mustélidos son parientes de las martas y hurones. A diferencia de la "gavacha" (gringa), la variedad mexicana tiene unas características manchas blancas sobre los ojos. De éstas he logrado ver esporádicamente a una por el rumbo del antiguo sotolín hace ya años, cuando no estaba poblado y otra recientemente en el Riego en las inmediaciones de la autopista a Oaxaca, cerca del cerro de la cantera.
A pesar de la aparente poca abundancia de ellas, mas bien considero prudente atribuír mis pocos avistamientos a mis caminatas ruidosas y desparpajadas, puesto que son muy tímidas y huyen al menor ruido de peligro.
Son pequeñas, de unos 20 0 30 centímetros de largo, de un color café rojizo muy llamativo.
No se dejan tomar fotos y cuando huyen corren graciosamente con su delgado, anormalmente largo y escuálido cuerpo algo encorvado.
Pero no se piense que éste es uno defecto personal, pues debido a su larguirucha figura de modelo de pasarela, envidiable por muchas personas peleadas con la báscula, le sirve perfectamente para deslizarse entre obstáculos y aún dentro de las estrechas madrigueras de sus presas habituales: los roedores del campo, aunque no desdeña conejos, peces, aves y hasta insectos suculentos, quienes han de ver en éste diminuto mamífero carnívoro a un auténtico leopardo en miniatura.
Es sabida la astucia, determinación y ferocidad de éstas hermosos mini-fieras cuando se lanza en pos de su presa, quien puede empezar a encomendarse a sus ancestros ante la fulminante precisión del ataque de la comadreja quien siempre buscará la mordida fatal en el cuello o la cabeza. Cuando ataca a su presa se invade de un frenesí sanguinario que no lo aplaca ni la inmovilidad mortuoria de su víctima; parece disfrutar lujuriosamente de sus asombrosas y espeluznantes capacidades cazadoras.
Al igual que los hurones, se adaptan muy bien al cautiverio, pero es mejor dejarlos en su ambiente natural y "cazarlos" con cámaras fotográficas o binoculares.