martes, 17 de mayo de 2011

TLACUACHE


(Marmosa mexicana)  Hablaré hoy del poco agraciado y nunca bien ponderado tlacuache. Pertenece a la familia Didelphidae. Éste animalillo es un marsupial, lo que significa que las hembras poseen en el vientre una bolsa de piel semejante a la de los canguros, donde transportan a sus crías desde que nacen casi aún en estado fetal hasta que alcanzan cierta madurez. Entonces salen de su maternal escondrijo y en lo sucesivo viajan trepados en el lomo de la madre a manera de Turibús.
El tlacuache es un animal carnívoro. Su cola es prensil. Se alimenta de insectos, roedores y otros animalillos que pueda atrapar. Para su desgracia otros de esos animalillos pueden ser las aves de corral, razón por la cual el tlacuache tiene pésima fama de ladrón de gallinas. Tiene hábitos nocturnos. Suele penetrar a los gallineros para surtir su despensa y su siempre exigente estómago. Ésto no es difícil de entender si meditamos que la mancha urbana ha crecido invadiendo el hábitat natural de éstos bichitos.
En una ocasión por San Diego Chalma descubrí a una hembra tlacuache que había sido baleada ociosamente por algún cazador furtivo. En su marsupio aún guardaba una media docena de pequeñas crías que fueron también condenadas a muerte al eliminar a su madre.--¡¡¡¡¡ NO DISPARAR AL TLACUACHE!!!!! KINDER AMBULANTE--
De noche suele vérsele en carreteras de la región cruzando la cinta asfáltica con ese andar pesado y contoneante de minúsculo elefante que posee. A veces no logra adelantársele a los autos por lo que es frecuente vérsele en cintas asfálticas reducido a calidad de estampilla de correos.
El tlacuache posee una resistencia física casi mítica. Puede soportar una andanada de palos, mordiscos de perros, balazos, atropellamiento y otros accidentes haciéndose el muerto y luego escapar furtivamente de la escena sin dejar rastro de su presencia. No en balde es mexicano, pues soporta sus penurias existenciales así como nosotros aguantamos crisis, devaluaciones, gasolinazos, corrupción, burocracia, telenovelas, vecinos incómodos, parientes cercanos y demás calamidades con heroico estoicismo. 
Hace poco me  sorprendí al descubrir a medianoche a un tlacuache joven por el rumbo del rastro municipal. Parecía una gran rata de alcantarilla; al intentar atraparlo para liberarlo en un lugar seguro, se escabulló a al jardín enrejado de una casa no habiendo ya manera de sacarlo de ahí so pena de correr la misma suerte que un tlacuache. 
En otra ocasión levanté uno aparentemente muerto atropellado en la carretera. Lo mantuve encerrado unos días hasta que recuperado del todo, lo volví a dejar libre donde lo hallé.
Más respeto y admiración para él, es bonito; y viéndolo bien, el tlacuache es puro corazón. 

1 comentario:

  1. Me da mucho gusto que existan personas con este tipo de co ocimientosy no los comparten

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