martes, 17 de mayo de 2011

MOSCA


Mención aparte merece la despreciada y vilipendiada mosca doméstica (musca domestica). Pertenece al órden de los dípteros (dos alas). Fijándose bien poseen dos pequeños apéndices delgados de punta gruesa en el lugar en que deberían estar las alas traseras. Éstos órganos le sirven como balancines durante el vuelo moviéndose en dirección contraria a la de las alas. Basta con extirparle uno de los balancines para que al volar la desafortunada mosca entre en una franca barrena espiral hacia el suelo.
Después de aparearse impúdicamente en público con el primer extraño que se cruza en su camino, mamá mosca busca los peores sitios posibles para depositar sus numerosos huevos que darán origen a su progenie: alimentos putrefactos, cadáveres, excrementos, materia orgánica indescriptible y hasta cavidades naturales de los animales.
Algunas especies ponen sus huevos en la piel del ganado (gusano barrenador) provocando daños millonarios por los granos y chipotes que provocan en la codiciada y valiosa piel de los animales.
La llamada "mosca panteonera" es una mosca gigante, negra y ruidosa a la que suele atribuírse un mal presagio o fatal premonición cuando se le observa merodeando en la habitación de un enfermo mortal, pero lo que ocurre en verdad es que la mosca es atraída por el olor del agonizante, quien aún antes de morir ya tiene olor a muerto.
La "mosca de la fruta" gusta de desovar en las frutas. Hay que tener cuidado en especial con los mangos fuera de temporada, pues puede uno darle una ávida mordida a una fruta reborbolleante de gusanos.
Al nacer, las moscas no tienen ningún parecido con los adultos. Nacen como sobrecogedores gusanos blancos con una especie de lanceta en la punta y un par de característicos puntos negros en la cola. Se alimentan ávidamente de su nausebunda y maloliente comida. Aumentan rápidamente de tamaño y al cabo de pocos días, las larvas se retiran presurosas y regordetas a un lugar seguro y oculto para transformarse en ninfas de color café, que queda inmóviles por otros cuantos días hasta que de la crisálida emerge una mosca adulta perfectamente formada y dotada para seguir siendo el azote y la compañera inevitable de la humanidad.
Debido a sus hábitos tan poco higiénicos se le achaca la transmisión de múltiples enfermedades y parasitosis, pero basta ver la paciencia con que se acicalan las patas,  la trompa y la cabeza para dudar que ella sea el único vector de los males humanos.
Su presencia es universal, recientemente se han analizado las evidencias tomadas con potentes radiotelescopios apuntados hacia la inmensidad del infinito, hallándose los rastros inequívocos del zumbido molesto de éstos insectos en los confines del Universo, demostrando la omnipresencia de éstos populares insectos.
Su naturaleza asquerosa le ha valido caer en la lista negra de las estrictas reglas de higiene. Su nombre difícilmente será usado por algún poeta que exhalte sus excecrables cualidades, a excepción quizás de aquél poema que dice algo así como..."nada mas romántico que observar moscas en la caca".
La humanidad solo voltea a verla como la encarnación de todos sus males y como un bicho que sería mejor nunca hubiera existido. Seguirá escapando burlona y airosa del matamoscas, periodicazos y de los aerosoles llenos de novedodos venenos, auténtico napalm a escala insectil. Pero al parecer la sabia madre naturaleza no encuentra diferencia alguna entre una colorida, vaporosa y brillante mariposa y la oscura, gorda, negra y poco agraciada mosca, dejándole vivir en el mundo a pesar de las protestas de la humanidad. Para ella ambas criaturas son enteramente iguales y dignas de existir a pesar de los clamores humanos que piden unánimemente su desaparición de la faz de la tierra. Es más, de las tres especies (mariposa, mosca y hombre), la más astuta y capacitada para sobrevivir en condiciones ambientales adversas es nuestra eternamente satanizada mosca doméstica. En vez de combatirlas sin ton ni son, se debería estudiar a las moscas. Quizás podamos aprender un poco de ellas cómo se sobrevive en un mundo sucio, contaminado y maltrecho como éste que estamos echando a perder.

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